22 febrero, 2016

hoy no

Hoy no me apetece escribir poesía, de esa aburrida con sus rimas y taras.

Hoy no me sale de la piel ser el tono colorado con el que me dejaste tirado,
sino labios morados como prueba de besarme tan fuerte hasta dejar marca.

Hoy no me vengas con remordimientos que ya me mordiste demasiado
y no esta el horno para coños.

Hoy no me vas a ver llorar porque te daré la espalda
y mudaré el rabo entre las patas para poner mis lágrimas en polvorosa.

Hoy no me quiero medicar a base de bolígrafo ni consolarme con sus gemidos,
ni tan siquiera caer en el intento con profiláctico de "te quieros".
Así que tengo que coser una bragueta nueva para la incontinencia vascular.

Porque doy positivo en tu veneno de entre todo el púbico que me observa intrigado.

Creo que voy a metamorfosear mi efecto-mariposa, a pesar que lleve en los genes este corazón-oruga a cuestas con recuerdos.

Hoy no me acordé de urdir una investidura, y ahora me he visto desnudo en aquella ligadura.
Del piercing de tu ombligo.
Del llavero de tus ojos.
De la hebilla de tus caderas.
De los loopings del cabello.
Del efecto bumerán de tus costillas.
Del cuero rasgado de tus piernas.
De tu faro de Alejandría con forma de luna llena en la espalda.
Tus manos de jarra de cerveza.
Y la palabra melancolía tatuada en medio de las tetas y cervicales.
De todo ello,
más allá de mitos en bocas de amantes que pierden la fe en eternidades
con el tiempo.

La mala noticia es que sólo hace falta cargar el alma para herir la carne,
y lo eterno besa la lona.

Hoy no me quiero ir de la lengua y que se corran en la cara todos mis versos.

Hoy no me voy a contener por si algún destino despluma mis alas
o si la congoja de perderte crece
o envejecen los deseos mancebos
o el olvido nos echa de menos en memoria de los caídos.

Hoy no me quiero ni mirar al espejo por si deja de reflejarme,
porque de tanto mirarte he convertido tu cuerpo en mismísimo reflejo de deidades.

Tampoco quiero que tus calcetines vuelvan a pisarme si no es para hacer de esos centrifugados un electro tan doméstico capaz de reanimar un clímax.
En medio del desastre entre caricias y sudores.

Hoy no me apetecía
más que pensar en ti,
así que volví
a hacer poesía.

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