09 enero, 2017

en el fondo no eres mala



Me importa una mierda tus tierras baldías recorridas, que aguanto los humos de rabia y nicotina en el sofá desde que te han censurado del trabajo.

No tienes ni idea y aun así repicas, y respiras y replicas el ejemplo de tus desatinos, por ciertos que parezcan los besos caen de tus labios como aguaceros, que calan por debajo del abrigo de costillas.

Y chorrean los huesos que muelo por ti, que tiro mi taba al tablero para hacer añicos los suplicios que dan que pensar, los suspiros que encienden la calma, el arlequín que cascabelea los dientes en nuestro pesar.

Que crecen mis sospechas que eres la madre Teresa, y la hermana del pecado por embargo del Edén.

Sé con certeza que en el fondo no eres mala, pero es que te salen cuernos y rabo por doquier, y tengo la lima desgastada de tantas astadas, hastiada de embolar las embestidas descorchando cataclismos.

Ojalá tuviese un puto espejo ya que me sobran gestos para decirte que te quiero cuando te encuentro así, iracunda, con los nervios cosidos y tensados, chisporroteando ladridos.

Lo que me pesa es no decirte esto con tus fauces delante, pero la cuestión es que vuelo siempre a tu nido cada vez que puedo, bajo tu plumaje tullido, el único nicho que inspira confianza en este cielo de buitres carroñeros.

Bajo esta fachada, solamente hay detrito. Es lo que deja una vida a tu servidumbre, como un grito en boca del silencio.

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