por toda esa nostalgia, por amor, por tristeza, por tu sonrisa, por escribir lo que nos pasa
12 agosto, 2017
cartas quebradas
Donde muere aquí un comienzo,
nacen epístolas de desolación.
He aquí reflexión atenuada,
calma furibunda con ascuas
del ronco existir entre humo y cruz.
En primera persona del plural
es como quería nuestro poema,
nunca un "yo, yo, yo y luego tú"
Un epílogo de muerte anunciada,
índices que señalan, que se callan,
y las páginas narrando tan sólo el final de esta telenovela.
Una hipocresía más allá del vago remordimiento.
La cadena de tus manos,
el bozal de mis miserias.
Las botas del verdugo encharcadas en conciencia.
Porque me cagué en la rutina,
en los tugurios,
las horas,
las modas,
los latifundios
y la ironía.
Sin conseguir nada... a cambio,
la huida agarra del escroto
y agranda los huecos de este pobre alma
que se bebe a garrafón los vientos
cuando el corazón hace de vientre por su culpa.
Creí en la esperanza y me perdió de vista,
adoptando imprevistos deshaucié una fuga
en cuanto al hatajo de los que esperan
que llegue a tiempo, atentos:
no esperéis que cese esta rutina
pues no conozco alguna otra vida
que no sea la de las melodías de melancolía
acompasadas con una continua huida.
Los huesos roídos bajo el cuero
astillan las colillas por la libertad
de invitarte a un respiro.
Nubes de cianuro,
colchones con páginas de mi diario,
los oasis en sus muelles presentes
en cada camino a su ombligo.
Repican las muelas como pidiendo guerra
y no siempre anida en lo alto de la tregua tu vestido,
sólo cuando yo quiera, cariño...
ya te he explicado que despego
como la cigueña que emigra cada año a otro nido.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario