Hoy quisiera darte todo ese cariño
que como migas de pan fuimos dejando por el camino.
Pero no me sale.
Hoy para mí es un día tan especial como todos los demás,
por todos aquellos momentos que,
evitando,
convertimos en tragos amargos de vino tinto.
En vano,
y demasiado tarde.
Hoy,
hoy crujen las chispas por los cables cortados de mi mente,
y como cualquier púgil entre cuerdas
nos lanzamos ganchos al ombligo.
Hasta saborear nuestra propia sangre.
Y sin embargo nos querremos,
de un momento a otro.
Soltando sartas de verdades y mintiendo,
para colmo.
Porque es un frenesí de palabras tan arduo que calcina mi boca cuando me enciendo,
lanza puñales poniéndote a prueba.
Pero dando siempre en el blanco.
Lo siento,
mi reina.
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