09 enero, 2016

mutamos las plumas

Porque entre tú y yo el tiempo
se nos escapa volando.
Humildes pasajeros del
tren de enamorados.
Rebelde agonía qué, sin
consuelo ni ambiciones,
me-ar-de noche y día en
nuestros corazones.

Siempre qué dará
el olvido por canciones
que no se oyen bien:
invidente aquél
que tus gemidos y olores
no los comprende...
no los compren de burdel.

Eres
amor y porro en la mamada,
casualidad desmesurada
descomunal en palacios
de mis pálpitos marchitos.
Enchico por tu mirada
de desafío penetrante,
como en fábulas delirio.
Me encierro en el alma y hasta
los barrotes de tu jaula
me llaman cobarde.

Porque entre tú y yo los cielos
ya no lo surcan sólo aves.
Fervientes faroleros de
estrellas fugaces.
Te juro vida mía que, sin
siquiera con oír tu nombre,
solo de ti fumaría a
sabiendas de otras flores.

Me siento como
un tonto por perderme
por tu piel,
y siento que
sea tan iluso a veces
por querérmela aprender...
a prendérmela muy bien.
Yo, que fui de letras,
vencido por divisiones,
no tuve el coraje
de ponerle dos cojones
a la hebilla de intenciones.
Baja la bragueta
de las soledades poetas,
porque nunca será tarde
pa' convertir en ladrones
a niños perdidos entre
nuncajamases prohibidos
contra las razones
de princesas sin castillos
custodiadas por dragones;
que su príncipe les salve.

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