01 abril, 2016

como flemas del fracaso

Hubo hasta un cuándo en el que se echó a perder el tiempo
y los guijarros de los sueños fragmentados en recuerdos
flotan ateridos en el vaso del olvido marchitado.
Y desde que nos bebe el viento a mares
seguimos el camino entre tanto espino
que apartamos y nos señalamos con el dedo
por si el peso de la balanza aplasta como un sino
inclinado hacia el cenicero de los vencidos.
El temor anochece y el hambre en las yemas
mojadas en picardía hasta que salgan las cuentas.
Por si algún día Dios se echa las manos a la cabeza
y le da por mirar abajo, el mundo hecho porquería;
por si algún día nos cambia la voz o escupimos
a la letrina de maternidad en pura rebeldía
muriendo entre rutina como quien traga veneno.
No nos hacen ni puto caso, para qué reivindicamos
puesto que desgastamos el meñique por condimento
más que por los bordes del plato con patatas fritas
y así tratamos a la vida luego.
Como flemas del fracaso.


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