09 julio, 2016

un quiosco



Se me hace larga la espera cuando te echo de menos en tan poco tiempo. Las hebillas sin cuerda y mi bragueta pidiendo el consuelo entre baladas, baile a baile porque pasear quiere por tu cuerpo y no puede. 

Y un sorbo de tormentas despedidas para vomitar te quieros con todos esos rollos con los que sonreías, como la trola de irme a la cama para despojar a Cupido de indirectas. O todas esas manías paternales de bichos dedos pajas, aunque rechaces la oferta o tus uñas me sirvan de escarmiento. 
Tengo que aprender a olvidar el pasado que no pasé contigo tanto como olvidar lo aprendido y que me enseñes algo nuevo que no haya visto. 

Porque te prometo que esos ojos son una chistera de mago, y también te juro que me sacaría los míos por tu conejo pero que además te confieso que en la manga tengo una historia entera a tu lado, por si no tengo buena mano con tus besos de trilero. 

Cómo con el planeta tan grande fue a tropezar en mi cara un ángel, y sin venir a cuento le prendí en queroseno, para quemarle las alas y que no escape. 
Que sí, que vas a cocinar tus sentimientos a fuego lento con el mejor de los detalles y es que tu cuerpo sobre mi cuerpo parece y reaparece como si un siniestro de estos totales se tratase. Con la luz del final del túnel abochornándose, aunque siempre nos aplaude. 

Cuándo estrellarse contigo se hizo nube, o verte partir una tormenta en rayos, o discutir llorando una lluvia de cometas. Y es que voy a pensar en ti tan fuerte hasta pulverizar un poco de nostalgia por tu aroma, y tirar piedras a las puertas si el infierno se atreve a detenerme hasta desafiar sus moradores.

Pero contigo a duras penas contaré hasta tres para besarte, y más vale que te quedes quieta porque soy capaz de desenvainar otros veinte por cada uno que falle.

Te lo digo claro, princesa: no me iré de tu almena hasta que tus trenzas estén dispuestas a todo lo que sea para llevarme al baile, puesto que tu ombligo entre medias es lo único que tropieza en la balada que te dije.

Porque erupcionas pelusas de tinta y garabato, y no te preocupes por la historia de nuestra vida porque levantaré un quiosco sin tus vestiduras ya que serás la portada de mi biografía.

No hay comentarios:

Publicar un comentario